El rendimiento en las empresas se ve mejorado a través de un momento de meditación

Una tradición contemplativa y de meditación que cuenta con siglos de antigüedad y que encuentra sus raíces en el budismo, actualmente es el origen de lo que se encuentra en boga dentro del mundo empresarial: el mindfulness (atención plena). actividad que fue impulsada al menos hace tres décadas a manos del norteamericano Jon Kabat-Zinn, durante los años noventa que bebe de las fuentes de la meditación.

Su asomo se dio en los hospitales como una manera de tratamiento alternativo para diferentes problemas clínicos.

Una vez que se dio el cambio de siglo, se observó un salto hacia otros ámbitos de su aplicación, como por ejemplo en el deporte profesional o en el ejército, donde fue utilizado para ayudar a superar el estrés postraumático de los militares que regresaban de un conflicto bélico.

En la actualidad su práctica irrumpe fuertemente dentro del mundo del trabajo como una realineación de la corriente que es favorable al bienestar que ha inundado a las organizaciones.

Para Marta Romo, quien es socia de Be-Up, el interés que se muestra por esta disciplina surgió en un momento donde el mundo del trabajo y de la sociedad en líneas generales se encuentra demandando de forma urgente una marcha menos intensa. «Vamos por ahí como zombies a toda velocidad, y el mindfulness o la meditación contribuye a parar esta tendencia. Necesitamos parar y tomar conciencia de lo que estamos viviendo».

Cristina Cama, es coordinadora y además profesora del Máster en Relajación, Meditación y Mindfulness de la Universidad de Barcelona, por lo que ha coincidido en lo oportuno que es este momento. «Ahora, más que nunca, hemos de contrarrestar el impacto que la tecnología provoca en nuestros cerebros; distracción, confusión, errores, ineficacia…».

Quizás nos interese conocer en qué consiste dicha práctica, pues básicamente, con el mindfulness es posible recoger los beneficios que supone para el ser humano habitar en el presente, en el aquí y el ahora. «Nuestra mente es como un mono que va saltando continuamente de rama en rama.

Está en un estado de permanente hiperactividad, tratando de anticipar escenarios e intentando reducir así la incertidumbre sobre el futuro. Pero nosotros no sabemos qué nos va a deparar el futuro. Vivimos permanentemente ‘pre-ocupados’, y eso nos impide atender al momento presente», señala José Manuel Sánchez, quien es socio director del Centro de Estudios del Coaching (CEC).

Aprender a meditar controlando a través de la meditación consciente la respiración es una de las técnicas utilizadas en dicha disciplina. «Así dejamos de poner toda nuestra atención en los pensamientos. No es que desaparezcan, pero logramos no quedar enganchados a ellos. Pasan a ser como un ruido de fondo, el rumor de un coche que circula por la calle y que, al cabo de unos segundos, se esfuma. Coges cierta distancia, no saltas a la primera y no te tomas las cosas tan a pecho», sugiere Sánchez.

Los beneficios han sido comprobados

Universidades como Harvard, Oxford o UCLA cuentan con sus propios departamentos que se destinan al estudio de esta disciplina, siendo numerosos los estudios que avalan sus tesis. «La práctica de mindfulness, transforma estructuras cerebrales, por lo que sus beneficios son palpables y observables», sostiene Marta Romo.